
«Las autonomías han roto nuestra Libertad e Igualdad, carreras legislativas desenfrenadas para dibujar e inventar hechos diferenciales que solo existen en las mentes más perversas»
Las autonomías han roto nuestra Libertad e Igualdad, carreras legislativas desenfrenadas para dibujar e inventar hechos diferenciales que solo existen en las mentes más perversas y calenturientas empeñadas en una etnogénesis paranoica. Unas autonomías sin freno a las que se ha permitido todo, que con el consentimiento del estado han puesto lenguas regionales y locales al nivel de una lengua universal como el español.
Esas lenguas se pueden cuidar y conservar pero jamás dejando de lado y haciendo de menos al español que debe ser la lengua exclusiva del estado y la única exigible en cualquier oposición sin exigencia de lenguas regionales que incluso hoy ponen por delante de nuestro español.
En España se ha llegado a hacer ley de una aberración llegando al esperpento del espectáculo de los traductores en el senado con el consentimiento de gobiernos y oposiciones para obtener la aprobación de los presupuestos por culpa de una desastrosa ley electoral.
Es gravísimo que se iguale constitucionalmente una lengua con más de 600 millones de hablantes con lenguas locales y que haya lugares en España donde el español esté perseguido.
Basta de citas a Espriu y a otros mentecatos que no le llegarían a la suela a Lope de Vega, Quevedo, Calderón o Cervantes. En los actos públicos… ¡En español¡, cosa que no ocurre en regiones de España por el timo de la cooficialidad.
¡Basta ya! Fuera el cáncer de las autonomías, solo han servido para dividirnos y robarnos. Diecisiete regiones hermanas y una sola nación… España… ¡VIVA ESPAÑA!!
Es el chollazo de algunos,meter la mano hasta donde llegue y robar,y los que no,perseguir el idioma español
El «Estado de las Taifomanías» (que es la esencia de la Constitución de 1978) ha dado lugar a un «estado fallido»
Inviable en lo político
Insostenible en lo económico
Y corrupto en lo moral.
El proceso de descomposición política de España, que se conoce como «Transición» fue en realidad una «transacción» o venta de la España Una, Grande y Libre a sus enemigos -internos y externos- al precio de que no cuestionaran la Corona.
Ahora, la cuestionan, porque «Roma no paga a traidores» o como dice la crónica medieval «que el traidor no es menester, siendo la traición pasada»
las autonomías son algo que produce tristeza y quebranto.