
«No podemos simplificar, en una guerra el mayor peligro son los delincuentes en cuyas manos cae un arma y las cúpulas corruptas»
A todos les parece lo de Ucrania como una guerra lejana pero nada más alejado de la realidad. En su momento tratamos en La Paseata el grave estigma del Holodomor, el genocidio sobre el pueblo ucraniano, como botón de muestra de lo que es el comunismo, razón por la que nada puedo compartir con los ignorantes comunistas españoles que apoyan a pies juntillas a Putin. Eso sí, dejé claro desde un principio que es un conflicto que ni nos va ni nos viene pues es un tema local entre pueblos hermanos eslavos azuzado por intereses espurios de potencias alejadas del lugar del conflicto y que solo esperan el negocio de la reconstrucción.
Al final los que sufren las consecuencias no son otros que todos los ucranianos ya sean ucraníofonos, o de otros grupos lingüísticos también ucranianos como rusos, rumanos, moldavos, húngaros, polacos o bielorrusos, algo que como repetí e insisto una y otra vez, ni nos va ni nos viene, por lo que debemos tener siempre muy presente a quién beneficia y qué intereses ocultos manipulan una guerra que nadie quiere, y considerando que este y otros conflictos no se producen de la nada, no hace falta bucear a gran profundidad para darse cuenta del porqué y de las posibles consecuencias que se avecinan, ante lo que mantengo una visión particular. Se nos pretende presentar al actor Zelensky, que se pasea en camiseta por Europa acordonado por su corte de gorilas, como un valiente.
Debemos de observar detenidamente y darnos cuenta de quienes son las auténticas víctimas y los auténticos verdugos, pues estamos en manos de una prensa totalmente manipulada, y sobre todo estrategas y expertos de salón que se lanzan como auténticos insensatos a hablar del envío de carros de combate, aviones e incluso personal a una guerra frente a un enemigo que tiene 6000 cabezas nucleares y que desde luego no va a perder esta guerra, solamente los pardillos, como nosotros que seamos embaucados en ella. Rusia tiene un potente arsenal nuclear estratégico y también táctico, con el que podía y puede golpear en cualquier parte de Europa, una Europa muy alejada de los EEUU.
Yo me pregunto si alguno de esos expertos se ha planteado algunas vez estudiar y comparar la operación militar especial de Rusia, su soporte legal en disposiciones de las NNUU y la misma normativa por la que los EEUU se permiten entrar donde les parece, hacer y deshacer y dejar las cosas peor de cómo se las encontraron.
Se está hablando de crímenes, periodistas e informadores insisten en ello, pero me gustaría ver en televisión aquella entrevista en la que le preguntaron a Zelensky por los nazis del batallón Azov, y respondió con un lacónico: “¡Son los que son!”, algo que tanto en los EEUU saben, como en los equipos de instructores canadienses que les forman.
Una cosa parece cierta y es que en este preciso momento de crisis tenemos tanto a nivel nacional como europeo los peores líderes para encauzar y dar fin a esta profunda crisis en la que hay una guerra por medio y en la que los valores occidentales se tambalean en manos de los enemigos internos de la propia Europa que cada vez se aleja más de los valores de la Libertad preocupándose por convertir caprichos en falsos derechos muy alejados de una Europa cristiana nacida bajo el impulso del derecho romano.
Nos encontramos en un callejón sin salida pues aunque Rusia no puede ganar esta guerra tampoco la puede perder y en eso no piensa Zelensky, dispuesto a meternos de hoz y coz en su conflicto en el que tanta responsabilidad tiene.
Me gustaría invitar a ver un video de YouTube, me refiero al reportaje protagonizado por la periodista norteamericana Simona Magiante Papadopoulos, cuyo título es: Ukraine 30 years of independence. The everlasting present, y que fue dirigido por Igor Lopatonok.
Creo que el reportaje ofrece una mínima visión y permite hacerse una idea desapasionada sobre el conflicto y la pugna de intereses, no solamente desde 2014, sino desde la caída del muro de Berlín.
Rusia es considera el atacante pero ¿Por qué? ¿Es en realidad el atacante? Hay que preguntarse cada una de esas cuestiones y conocer si ha habido un plan previo, desde la caída del muro de Berlín, para aislar a Rusia, impedir su integración en Europa y sobre todo limitar su acceso al Mediterráneo y más ampliamente a los ‘mares calientes’, para con ello combinar el constreñimiento físico de sus fronteras terrestres y su poder naval.
Los Estados Unidos de América no se han parado en cerrar la puerta a Rusia a un espacio común de seguridad sino que han ido rodeando de bases militares a Rusia.
Recordemos que en aquel ya muy lejano 1990, los Estados Unidos y Rusia suscribieron un pacto en el que se estipuló que la OTAN no ampliaría su dominio hacia los países de Europa del Este, a pesar de lo cual tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, los Estados Unidos, el socorrista, con su corte de seguidores europeos y de la OTAN, bañistas en su piscina privada, decidió cambiar las reglas del juego iniciando una política agresiva para cercar a Rusia ampliando su zona de actuación hacia los países que habían formado parte del antiguo Telón de Acero.
Tal como menciono en alguno de los enlaces los Estados Unidos, saltándose a la torera la palabra dada a Rusia, hizo que países que habían formado parte del Pacto de Varsovia y que habían surgido tras la desintegración de algunos de ellos ingresaran en la OTAN entre 1999 y 2020 y así sucedió con Polonia, Hungría, República Checa, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania, Estonia, Croacia, Albania, Montenegro y Macedonia del Norte.
En los últimos años, la candente situación ha ido en aumento con la pretensión de adhesión de Georgia y Ucrania. El expansionismo de Estados Unidos, controlador de la OTAN organización que perdió su sentido tras la desaparición del Pacto de Varsovia, se ha centrado en mantener su patio trasero, como lo es América del Sur, y ahora adentrarse en su nuevo patio delantero empleando a la OTAN como herramienta en su particular estrategia de seguridad para Europa, en la cual somos simples peones, en la que como acabo de citar formamos una por el momento pacífica piscina de bañistas cuyo socorrista es el hermano mayor norteamericano.

No hay más que observar detenidamente sobre el mapa cuál ha sido el proceso de cerco y ubicación de las fuerzas de la OTAN en Europa y Asia para constreñir las fronteras rusas e iraníes, encontrándose, ambos países rodeados por laboratorios biológicos y por más de 40 bases militares de Estados Unidos y de la OTAN, lo mismo me da que me da lo mismo, localizadas estratégicamente. De allí viene precisamente el interés estratégico de los Estados Unidos, para atraer a la OTAN a los países que formaron parte del Telón de Acero y así impedir que se encuentren en la órbita económica, política y estratégica de Moscú, ese nuevo demonio creado por los EEUU, exclusivamente para su propio interés.
En gran parte, el conflicto en Ucrania está originado en el interés que tienen los EEUU y su lacayo, la UE, de incorporar a Ucrania en el eje de la OTAN, a pesar de ser un estado gobernado tras un golpe de estado y pasto de una terrible corrupción nacida tras el hundimiento de la URSS, y con ello aumentar la extensión e influencia geoestratégica en su patio delantero, o lo que es lo mismo en el patio trasero ruso.
Estados Unidos que siempre ha dado muestras del desconocimiento cultural de aquellos países sobre los que pretende ejercer influencia, para ellos todos son los mismo desde el Río Grande hacia el Sur, ha llevado a cabo toda esta operación, no creo que desconociendo pero sí ignorando voluntariamente los vínculos históricos, políticos, étnicos y culturales entre Rusia y Ucrania que van más allá de los trazados fronterizos que los vientos del tiempo han ido moviendo con los siglos, dado que Kiev, sin ir más lejos, actual capital de Ucrania, como ya mencioné en uno de los artículos, fue la primera capital del imperio ruso en el siglo X, y en consecuencia, Ucrania históricamente fue una parte integrante y esencial de la esfera rusa.
De una forma muy clara y acertada, el otrora secretario de estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, dijo que “la Casa Blanca y la OTAN no han comprendido que, para Rusia, Ucrania no es un país extranjero, porque la idea de la creación de un Estado ruso nació en Ucrania”, pues en su opinión “Ucrania ha sido Rusia desde hace siglos”.
Recordemos sobre Crimea, que jamás había sido ucraniana, lo fue por la cesión de su administración desde el partido comunista ruso, al partido comunista ucraniano el 19 de febrero de 1954 siendo Nikita Jrushchov el Primer Secretario del PCUS que el Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética aprobó un decreto para transferir el óblast de Crimea de la RSFS de Rusia a la vecina RSS de Ucrania. Jrushchov, sin ser ucraniano había sido líder del partido comunista en Ucrania, contando con el apoyo de Lázar Kaganóvich, siendo Ucrania su plataforma de salto al mando supremo por lo que seguramente hizo esa cesión en agradecimiento a los comunistas ucranianos.
Se sale de toda lógica que ante la expansión de la OTAN, Rusia admitiera que su base militar en Sebastopol y su Flota del Mar Negro cayeran en manos de la OTAN y quedase cerrada su única puerta de acceso a los mares calientes.
Todos recordamos cuando bajo la administración de Obama, La Casa Blanca declaró que los escudos antimisiles estadounidenses emplazados en Polonia y la República Checa serían desmantelados, el mundo creyó que se llegaba por fin al ocaso de las tensiones militares entre Estados Unidos y Rusia en Europa del Este. Muy lejos de ello, los escudos antimisiles estadounidenses ubicados junto a las fronteras rusas no solo no fueron abandonados, sino que fueron ampliados para con ello avanzar en la consolidación del control estratégico de Estados Unidos en Eurasia.
Aquello provocó una lógica reacción por la que Rusia firmó una alianza con Irán y China para afrontar el cerco de las bases militares de Estados Unidos y de la OTAN en Asia Central y en el Oriente Próximo. Podemos deducir que los acuerdos de cooperación militar, nuclear y de desarrollo de tecnologías espaciales firmados con China e Irán no son únicamente para crear un escudo de misiles, sino que tienen la finalidad de contrarrestar la ampliación del despliegue militar de Estados Unidos, y su peón la OTAN, hacia el cinturón de seguridad estratégica de Rusia.

La cumbre de Ginebra entre Biden y Putin de 2021 fue tan importante como la reunión que tuvieron en 1985 Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan porque las relaciones entre los dos países son tan malas como lo fueron durante la Guerra Fría. Los acontecimientos en la península de Crimea y el este de Ucrania, así como la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas son la esencia de los problemas en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, y Rusia y Occidente en general. Curiosamente uno de los temas debatidos en la reunión, y que se dice se seguirá debatiendo en el marco del diálogo en el futuro, es la creciente presencia militar rusa en la región ártica (¿?) pero no se habla del cerco militar a Rusia que tiene como primera consecuencia que muchas de las políticas de Rusia se deben a la expansión de la OTAN a lo largo de la frontera rusa.
Ese cerco obliga a Rusia a una inversión militar detrayéndolo de la inversión en otras partidas a lo que se añaden nuevas sanciones occidentales, especialmente de los Estados Unidos que tienen como consecuencia grandes pérdidas económicas a Rusia a la vez que se aumenta el nivel de tensión y agotamiento en Moscú.
Además, Rusia es un país que, querámoslo o no, desempeña un papel crucial en la seguridad militar y energética de la UE. De hecho, la finalización de la construcción del gaseoducto Nord Stream-2, a pesar de todos los problemas y desacuerdos, debe evaluarse dentro de este marco y a Rusia tras su importante inversión económica en este tema no le interesaba perjudicarlo y menos aún abortarlo como ha sucedido con el más que probable atentado de ¿norteamericanos? ¿británicos? ¿noruegos? sobre este gaseoducto.
Leemos que lo del sabotaje al Nord Stream 2, por lo que ha dicho la comisión que lo investiga todo apunta a EEUU… ya lo anunció Biden hace muchos meses… que no iba a funcionar de ninguna manera… ¿Por qué sería? ¿Para colocar en Europa su gas licuado?, más caro por cierto que el gas ruso. Se acusa a Alemania de su dependencia de Rusia pero aumenta la dependencia de los EEUU, y Europa se cierra las puertas al autoabastecimiento y autosuficiencia energética mediante centrales nucleares y en nuestros país se impiden además las prospecciones para obtener las imprescindibles «tierras raras» para las nuevas tecnologías. Así que los EEUU, de momento consigue sus objetivos particulares como debilitar fuertemente la economía europea, sobre todo la alemana, ampliar su mercado de suministro de gas licuado a la UE creándole una dependencia energética hacia sus propios intereses, también provocar en Ucrania una deuda económica de por vida por el suministro económico y de armas que tendrá que pagar, Zelensky sabe que esto no será gratis. Y también ensayar a través de las fuerzas armadas ucranianas algunos tipos de armas, drones. No creo que se le ocurra enviar aviones y carros de alta tecnología de lo cual los rusos estarían encantados de poder capturar. En definitiva, creo que, tal como me comenta un buen amigo, la izquierda norteamericana, tan pacifista ella, encabezada por el gobierno Biden, con la guerra de Ucrania ha visto una gran ventana de oportunidad, como se dice ahora, de beneficio económico puro y duro, de control y dominio de una aborregada Europa, y de canalización de su tradicional agresividad bélica, todo sea por la (su) libertad, sin arriesgar vidas propias, como ya he dicho y con pingües beneficios directos y futuros consecuencia de la propia guerra, beneficios cuando llegue el momento de la reconstrucción, es decir… dependencia, dependencia y dependencia… esa no tan nueva forma de colonialismo…
Tengamos claro que ocho de cada diez rusos apoyan a su presidente, no debemos lanzarnos al abismo pensando lo contrario, demonizando a Putin y pensando que se trata de un loco, mientras que el otro Vladimir, el actor, busca una guerra total contra Rusia y llevarnos de cabeza a ella a todos los europeos.
A todo esto nos encontramos con una, cada día más fuerte, China que representa una amenaza mayor para Occidente que para Rusia a medio y largo plazo. Por lo tanto, las relaciones entre Rusia y Occidente también son importantes en términos de equilibrar a China. Rusia no puede responder a la expansión económica de China, y por otra, la población de origen chino en su región de Siberia, en la frontera con China, aumenta mientras su población de origen rusa disminuye.
Mientras el pueblo sufre, pues en realidad quien pierde es el pueblo ruso y el pueblo ucraniano, los oligarcas, de uno y otro lado, del negocio de los recursos naturales y las armas siguen engordando sus bolsillos. El fondo de todo el conflicto no es otro que el abastecimiento energético y su control y mantener a Rusia aislada de Europa a pesar de la desaparición de la URSS, del Pacto de Varsovia de forma unilateral y de los deseos de Gorvachov y la Perestroika.
Sería un grave error si solo hablamos de buenos y malos, buenos solo unos y malos los otros. No es cuestión de capitalismo o comunismo, de democracia o dictadura, de libertad o censura. No podemos simplificar, en una guerra el mayor peligro son los delincuentes en cuyas manos cae un arma. Lo peor son las cúpulas corruptas e incompetentes de un lado y otro, y sus comparsas, ante los cuales no tenemos ningún valor. La capacidad de España es exclusiva para un enfrentamiento militar limitado y local en absoluto para una picadora de carne mundial.
¿Dónde vamos nosotros con 5 o 15 carros que estaban en dique seco por no tener presupuesto para nuestro propio uso? Y en una alianza donde uno de los socios, UK, mantiene una colonia en suelo español, por mucho que le cambie su designación, me refiero a Gibraltar y encima al macho alfa de la coalición, los EEUU líder del anticolonialismo, en vez de emplear esa relación con los EEUU para que facilite la devolución de ese territorio se le dificulta el empleo de nuestras bases por lo que se vuelca con nuestro “vecino“ del sur con un presupuesto de Defensa que ya lo quisiéramos nosotros, y más con un presidente al que por lo visto le sobra todo lo relacionado con Defensa. En fin no voy a entrar tampoco en el tema de Ceuta y Melilla y su explicación de cara a nuestros socios, aliados europeos y los EEUU, pero ese es nuestro problema y en absoluto lo es el de la guerra de Ucrania.