
«Ese torniquete es el símil que emplea para que comprendamos lo que ha supuesto el artículo 155 de la Constitución contra el proceso de sedición de menos del 50% de los catalanes»
En pocas ocasiones estoy de acuerdo con los políticos actuales, pero sí lo estoy con Ignacio Camuñas, un político de los de antes, con criterio y honestidad. Ex ministro adjunto para las relaciones exteriores, utiliza el mágico, versátil y dinámico lenguaje taurino para que se comprenda el complicado momento político que se vive en España,y por ello menciona la palabra torniquete, usado en los primeros momentos en los que es cogido un torero. En este instante, pisando la arena, un compañero utiliza la corbata o su cinturón para evitar el derrame de sangre. Ya en la enfermería los cirujanos, con los medios adecuados, intentan estabilizarle.
Ese torniquete es el símil que emplea para que comprendamos lo que ha supuesto el artículo 155 de la Constitución contra el proceso de sedición de menos del 50% de los catalanes. Ha sido una solución de urgencia para preservar la unidad y dignidad de España. Casi nada. La enfermería equivale a los tribunales y jueces.Pero tras la enfermería, si el asunto se torna grave, hay que trasladarlo a un hospital, esto es, el Tribunal Supremo y el Constitucional. Es el caso a los que ha tenido que acudir el Gobierno Central.
Hasta ahora los sediciosos han perdido en lo jurídico, policial, institucional e internacional, pero va ganando por goleada en la propaganda, falsa si, pero efectiva.( Goebbels). La intoxicación y manipulación durante 40 años es muy difícil de erradicar. Las mentiras continuas y las burdas manipulaciones han creado un humus, un abono que ha traspasado las mentes de muchos catalanes convirtiéndolos en fanáticos irreversibles. Hay que decirlo, con la pasividad e incluso beneplácito de los sucesivos gobiernos nacionales con catastróficos resultados, que ha propiciado el impúdico colonialismo nacionalista. Sin obstáculos se han dedicado estas cuatro décadas a satanizar todo lo español y la exaltación de la supremacía propia que ha dado como fruto la división de la ciudadanía. Insisto ; desmontar los mitos del nacionalismo será tarea ardua. Nos esperan días duros, pero hay que tener paciencia, firmeza y unión ante tamaña agresión. No vale la anestesia permanente ni las componendas, tal vez lo mas saludable será cortar por lo sano para impedir que la gangrena progrese. Acabar con las Autonomías puede ser traumatico, pero comprobados los enormes daños que traen consigo, es para pensárselo seriamente.
Coincido contigo, amigo Nacho, en lo que dices sobre tu tocayo. El que en su época joven fuera conocido como «Nacho de noche» -por algo sería, aunque yo lo hago todo mejor de noche; siempre me costó más arrancar el día que alargarlo lo que hiciera falta- fue el único de los líderes de VOX que intentó salvar la iniciativa pese a que no se le hizo caso cuando advirtió que un partido necesita entre 18 y 24 meses para salir con ciertas garantías y VOX lo hizo en 4 meses. Pero claro, había prisas porque las elecciones europeas estaban a esos cuatro meses vista y el objetivo era conseguir al menos ese escaño que con el PP ya no era posible -esta segunda parte la constatamos después-.
De hecho fue el que se mantuvo hasta el último día negociando con el desleal Abascal y su sombra entonces, ante la pasividad de otros -uno por lo dicho anteriormente y otro, dijeron, por cuestiones de cuentas-. Un día que fue a finales de Agosto de ese año 2014, cuando dejó el partido con una frase lapidaria sobre los ambiciosos mozalbetes que, a la postre, se quedaron con el partido, y que alguno me habrá oído repetir alguna vez.
Buen símil el del «torniquete», aunque a mi juicio, no se apretó lo suficiente y la sangre sigue fluyendo. Ya veremos hasta cuando.