
«Leía con cierto asombro que Maduro, el comunista genocida exige en una carta al rey Felipe VI que pida perdón por el mayor genocidio de la historia»
Leía con cierto asombro que el comunista genocida, perdón por la reiteración, Maduro, descendiente de españoles, escribe una carta al rey Felipe VI para que pida perdón “por el mayor genocidio de la historia”, todo en el mismo ridículo tono que López Obrador quien exigía petición de perdón a nuestro Rey y al Papa por el mal infligido a los pueblos «originarios», todo de boca de un santanderino renegado cuyo vicepresidente luce sonrisa recibiendo al terrorista Otegui y después de que nuestro ignorante ‘cum fraude’ fuera su huésped.
Este inútil, apoyado desde España por el partido creado por Hugo Chávez en venganza por aquel «¡¿por qué no te callas!?» del rey Juan Carlos, que pasó del honrado trabajo de conductor de autobuses al de destructor de una nación, nos viene ahora a dar clases de genocidio. De entrada debe pedirlo por el criminal Simón Bolívar auténtico genocida que regaló las riquezas de Venezuela a Inglaterra y del que se erigen estatuas en la capital española.
Sobre Venezuela cabe preguntarse cómo un país rico en petróleo y en oro vive todavía, tras tantos años y lejana su independencia, sumido en la pobreza, y en vez de solucionarlo saca en espantajo negrolegendario para desviar la atención sobre el rey de España siguiendo la estela de Chávez y de sus subvencionados comunistas podemitas.
En cuanto a México un informe publicado por la organización Fundar señala que entre el año 2000 y el 2010 las empresas mineras sacaron alrededor de 380 toneladas de oro, de las que el 68% fueron extraídas a cielo abierto, y cuyo volumen equivale a poco más del doble de lo extraído durante el periodo en que fue Nueva España, mal llamado ‘periodo colonial’. También lo recordó el 9 de abril de 2015, el diario mejicano La Jornada de San Luis recordaba que en noviembre de 2011 un suplemento especial de La Jornada documentó una terrible realidad que a muchos dejó boquiabiertos: «Tanto ha dado y sigue dando esta tierra, que sólo en la primera década del siglo XXI, con dos gobiernos ‘panistas’ (2001-2010), un pequeño grupo de empresas mexicanas y extranjeras, con las canadienses a la cabeza, extrajeron el doble de oro y la mitad de la plata que la Corona española atesoró en 300 años de conquista y coloniaje, de 1521 a 1821, en lo que hoy es México.
En esa década panista, con Fox y Calderón en Los Pinos, los corporativos mineros obtuvieron 380 toneladas de oro y 28.274 toneladas de plata de las minas mexicanas, frente a 182 y 53.500 toneladas, respectivamente, en los tres siglos citados».
Solo hay una diferencia entre ambos casos, la Corona española invirtió en los reinos americanos, carreteras, colegios, universidades y hospitales, puertos, obras públicas, etc, a diferencia de la explotación reciente sobre tierras indígenas en las que no se reinvirtió ni un solo peso.
Pues eso, produce cierta hartura el mito indigenista de que si los españoles son malos, que si matamos o violamos a este o aquel, que si somos unos genocidas o asesinos… me gustaría saber cuánta responsabilidad tienen los gobiernos de las naciones ‘latinoamericanas’ en lo que respecta a masacres y discriminación varia hacia los indígenas y negros, incluyendo aquí tanto a negros como a mulatos y mestizos, ocurridas después de la independencia de América a principios del S.XIX; de momento solo se me ocurren la Guerra de Castas en México, ocurrida en la península de Yucatán, a mediados del S.XIX, que conllevo la posterior persecución de la etnia maya a menos del gobierno mexicano, la Conquista del Desierto en Argentina, que conllevo la total aniquilación de la etnia mapuche, y mejor no hablemos ya de los indígenas de Tierra de Fuego, y el genocidio de los indígenas pastusos venezolanos, en el cual estuvo implicado el mismísimo Simón Bolívar. Debemos leer y conocer algo acerca de la figura de José Tomas Boves, líder realista que se opuso a Bolívar y que es comparado a veces con el mismo.

Estos analfabetos funcionales, y concretamente Maduro no sabe de matemáticas y menos de demografía cuando afirma que nada más y nada menos 160 millones de venezolanos perdieron la vida a manos del imperio español.
En cien años España fundó más de 700 ciudades y de 25 universidades, tanto en América como en Filipinas, cuando en Norteamérica se discriminaba a los nativos y mientras las Leyes de Indias protegían a todos los súbditos americanos por igual, todavía en el siglo XIX se verían las espeluznantes visiones de los zoos humanos. Lo lamentable es ver cómo la propia leyenda negra ha calado y ha sido asumida por parte de una sociedad ignorante y de una clase política aún más ignorante, que asumen la basura que lanzan desde fuera contra el Descubrimiento azuzando la mala fe contra la Hispanidad.

Ni Maduro, ni Obrador, ni Jorge Bergoglio, alias «papafrita Francisco», saben un mínimo de Historia ni de Teología además de ignorantes de los tratados internacionales. Deberían leer la Biblia abriendo por Ezequiel, XVIII, 19-20, que en resumidas cuentas dice que… ningún hijo pagará ni será castigado por el pecado y maldades de su padre, ni tampoco ningún padre pagará por el pecado y maldades de su hijo. El hombre justo será juzgado y recompensado por su justicia y bondad y el malvado y perverso será juzgado por su propia maldad. A pesar de todo, de una forma fervorosa y discreta también florece el amor y la hermandad por parte de los que se sienten y son nuestros hermanos, “españoles de ambos hemisferios”.

España no cometió genocidio ni actuó con intención de cometerlo, como sí ocurrió con los más cercanos regímenes comunistas y otros de carácter teocrático, a pesar de todo y de los lógicos errores, se hizo todo lo mejor que se planificó ajustándose a las leyes protectoras que nacieron en Burgos y Valladolid y que se plasmaron en las Ordenanzas de 1573 de Felipe II y en las Leyes de Indias.
El señor «masburro», digo Maduro, debería saber primero antes de hablar en vez de rebuznar que en 1492 no había en toda América más de 14 millones de personas y en el territorio que hoy sería Venezuela no más de 400.000 personas.
Desde 1502 y en adelante se estimularon y favorecieron los matrimonios mixtos, se escribieron gramáticas de decenas de lenguas indígenas americanas, se estimuló la enseñanza, la protección de los indios, el pago por el trabajo, la jornada de ocho horas y el descanso dominical.

Esos acomplejados líderes ‘latinoamericanos’ que no merecen ser llamados hispanoamericanos, y que envidian parecerse a sus vecinos del norte, deben saber que cuando todo eso ocurría, todavía en 1953, ¡en pleno siglo XX!, se desposeía de sus tierras a nativos americanos en la mismísima Norteamérica para construir el embalse de Garrison y sepan que cuando a finales del siglo XVI había en la Universidad de Granada un catedrático de raza negra, en los EEUU tendría que llegar el siglo XX para que un estudiante negro fuera a la universidad, y lo mismo por lo que se refiere a los matrimonios mixtos y a la jornada de ocho horas y el descanso dominical mucho antes de que existiera la OIT.
En el civilizado siglo XIX se produjeron represiones raciales por los gobiernos nacionales ya independizados de España en países como México, Chile, Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y otros, y se extendió en algunos casos a lo largo de todo el siglo XIX e inclusive en el ya moderno siglo XX, y no vemos descabezar las estatuas de los ex Presidentes que lideraban esos jóvenes países mientras que se agraden las de Colón, Cervantes, Juan de Oñate o San Fray Junípero Serra.
Así que, ¡de pedir perdón nada!, ustedes tienen mucho que agradecer a España y si tienen algo que reclamar háganlo a sus antepasados, a pesar de lo que sentenció Ezequiel, no a los míos que se quedaron aquí.