
«Reunirse calentitos en una mesa camilla, y ahí, repartirse el mundo que nos rodea, sus prebendas»
Alucino todavía y a pesar de los años transcurridos con el vídeo en el que algunos militantes socialistas piden perdón a los españoles porque olvidan, en su confesión interesada, recordar alguna frase de su «bien amado» alquimista social, como por ejemplo que «España juega en la Champions League de la Economía». Pero sobre todo porque estos militantes de base y protagonistas del ascenso de Sánchez me hacen valorar la esencia de la política patria en la que sus profesionales titulares, ya sean del PP, del PSOE, de PODEMOS, Ciudadanos o del PNV, parece como si cada día, y en esencia, sueñan con el gol de la jugada perfecta: Reunirse calentitos en una mesa camilla, y ahí, repartirse el mundo que nos rodea, sus prebendas. Todo el mundo, no solo nuestros euros, que ya se reparten entre ellos mismos y sus primos ideológicos. Me refiero a los sueños, las inquietudes y las esperanzas, que todos necesitamos para seguir viviendo.
Ya veremos el juego que se marcan con ese uno de Octubre que los golpistas catalanes han marcado de rojo… Lo terrible sería que todos, o casi todos se alíen para seguir robándonos. Tendremos todos la prueba definitiva de la existencia de esa confortable mesa de camilla, desde la que de momento, todos los políticos juntos, y calentitos, amparan de facto un estado de las autonomías atragantado de funcionarios, inviable, insostenible y amamantado por la corrupción y el nepotismo.